lunes, 23 de diciembre de 2013

Chopin: un ser humano con un sueño



Buscando melodías nuevas, no demasiado fuertes, algo cómodo para estudiar, me encontré este artista. Fue una vez que lo escuché hasta que continué con lo mismo, día tras día, pasando horas y horas hasta que me sabía de memoria qué venía y aún así no... no dejaba de emocionarme. Se trata de algo placentero y que de manera obstinada te recrea en paisajes y escenas agradables en donde encuentras momentos y conversaciones, o simplemente experiencias visuales, atractivas. Con esto quiero decir que es bastante inspiradora.
Pero eso no es de lo que quisiera hablar en este post. Lo que quiero recalcar es aquella gracia y delicadeza que hay en cada nota, lo diferente de cada melodía, dotada de detalles y exquisiteces constituyendo aquel estilo que lo hacía único. Algo recomendable en su cien por ciento y que sin duda debes oír antes de morir.
Yo pensaba en esto antes de saber cualquier cosa de este artista, si necesitaba distraerme o pensar en algo específico, mi primera opción era Chopin; sin embargo, no lo había ubicado ni en un tiempo ni en un espacio determinado, no me sabía ni su fecha de nacimiento, ni el lugar o en dónde se hizo famoso que muchas veces no es lo mismo. Así de ignorante de todo era, porque en realidad lo único relevante del pianista es su música, 
¿O no?
La curiosidad, y la ociosidad (digo, en vacaciones podemos hacer cualquier cosa, la idea es simplemente hacer algo),  me llevaron a inmiscuirme sobre cómo había sido su vida de compositor y como ser humano. Gran sorpresa me llevé al saber que había muerto a la edad de 39 años, super joven, y no sólo eso sino que su manera de pensar era bien sensible, revolucionaria y noble.
¿Por qué digo esto? Hay partes de su biografía en donde se van exponiendo escritos que correspondían más o menos a confesiones del artista, cartas, frases de él o bien de familiares o amigos que le describían. 
Tiene varias frases célebres que marcaron su historia y que daban una idea de más o menos el tipo de persona que era. Para mí, las mejores eran esas que demostraban el gran anhelo de ser alguien único e ir más allá, construir su propio mundo de cosas únicas, enriqueciéndolo. No deseaba, en el piano, imitar a nadie, esto se veía en el hecho de que, cuando tuvo la oportunidad, se negó a lecciones de grandes pianistas, explicando que prefería quedarse con lo que otros bien podían tomar como defecto pero que en cierta forma  a través de los años se ha llegado a entender como una nueva forma de hacer música. Le criticaban su falta de volumen, aspecto con el cual él parecía sentirse a gusto.
A mí esto realmente me emocionó, y ahora, que escucho su música mis apreciaciones han cambiado, hay un poco más de tristeza, de nostalgia, por la persona detrás de todo esto.
Hay más sentimiento, y sobretodo, hay más esperanza, sí, esperanza reflejada en el deseo de crear cosas siendo completamente uno mismo.

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